martes, 9 de septiembre de 2008

EL INICIO DEL VACIO

Miguel siempre pensaba  que las pequeñas cosas eran las que realmente  hacen que la vida valiera la pena, por ejemplo: la sonrisa de un niño, respirar cada mañana, poder despertar en la madrugada por un mal sueño sabiendo  que estas en casa a lado de tu pareja, escuchar música, caminar sin tener un rumbo o meta fija, quedarte quieto o no parar de moverte,etcetera;  pero eso era algo que Fernanda nunca había podido entender en todo el tiempo que llevaba con Miguel; por eso cada día  que pasaba esto complicaba más su relación, al menos en lo que pensaba Fernanda de la misma, distanciándolos  poco a poco.

Este distanciamiento siempre había existido en ella, era lo equivalente al  vacío  que estaba presente en su vida, era algo que de un momento  a otro formo parte de su entorno y que poco a poco se unió a su piel desde los ocho años de edad cuando caminaba por el bosque , en un paseo familiar,  en el cual  nunca se dio cuenta que se había alejado por completo de su familia y que se había quedado en medio del bosque  por más de dos horas sola; lo primero que hizo fue llorar y gritar hasta que ya no tuvo aliento, hasta que algo la envolvió dándole tranquilidad, secándole las lagrimas, el alma y susurrándole al oído: “Tranquila ya no sentirás nada“. Después de eso despertó en el coche de sus padres rumbo a  casa, sin saber si todo lo soñó o vivió.

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